jueves, 5 de junio de 2025

¿Estamos preparados para el Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM)? El nuevo impuesto al carbono que impactará a los exportadores colombianos.


En la Unión Europea ha comenzado la cuenta regresiva para la implementación del Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM), un mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono que marcará un antes y un después para las empresas colombianas que exportan a Europa. Este impuesto busca igualar las condiciones entre productores europeos, que ya pagan por sus emisiones bajo el régimen de comercio de derechos de emisión (EU ETS), y sus competidores extranjeros. En términos simples: si su empresa exporta acero, aluminio, cemento, fertilizantes, electricidad, hidrógeno o productos intensivos en carbono, ahora tendrá que reportar y eventualmente pagar por la huella de carbono incorporada en esos bienes.

 

Para los empresarios colombianos, esto significa que el precio final de sus productos en el mercado europeo podría aumentar si no cuentan con procesos productivos sostenibles o información precisa sobre sus emisiones. Aunque el CBAM empezó su fase de transición en octubre de 2023, durante la cual solo se exige el reporte de emisiones, a partir del 1 de enero de 2026 los importadores deberán empezar a comprar certificados CBAM equivalentes al precio del carbono europeo (estimado en 70 euros por tonelada de CO₂). Este precio se calcula en función del precio medio semanal de subasta de los derechos de emisión del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (RCDE UE), expresado en euros por tonelada de CO₂ emitido.

 

La situación se complica aún más si consideramos que el Reino Unido planea aplicar un mecanismo similar a partir de 2027, siguiendo los pasos de la UE. Por tanto, los exportadores colombianos no pueden limitarse a ver esto como una política europea, sino como una tendencia global que redefine el comercio internacional. No adaptarse a tiempo podría traducirse en pérdida de mercados, sanciones comerciales o incluso la exclusión de cadenas de valor sostenibles que hoy son una prioridad en Europa.

 

La buena noticia es que este reto también representa una oportunidad. Las empresas que inviertan desde ahora en eficiencia energética, fuentes renovables, sistemas de reporte de emisiones y estrategias de descarbonización, no solo evitarán sobrecostos por el CBAM, sino que podrán posicionarse como proveedores confiables y sostenibles en un mundo que exige cada vez más trazabilidad ambiental. La pregunta no es si su empresa se adaptará, sino cuándo y cómo. El momento de actuar es ahora. ¿Está tu negocio preparado para el CBAM?


jueves, 3 de abril de 2025

6 Razones para invertir en sostenibilidad

 

Como consultor especializado en economía circular, cambio climático y estrategias ESG, a menudo escucho la afirmación de que "la sostenibilidad es esencial". Sin embargo, desde una perspectiva empresarial, la sostenibilidad no es intrínsecamente esencial, al menos no en el sentido convencional.

 

Esto no significa que la sostenibilidad sea irrelevante; más bien, resalta la necesidad de explicar su valor e impacto de manera diferente.

 

Con este propósito, he identificado seis impulsores de valor fundamentales a través de los cuales la sostenibilidad puede generar un impacto financiero tangible. Cada dimensión se acompaña de ventajas clave, limitaciones inherentes, indicadores de desempeño cuantificables (KPIs) y funciones empresariales responsables de su implementación. No se trata de un modelo prescriptivo, sino de un marco para guiar la creación de valor adaptado a contextos empresariales específicos.

 

1. Cumplimiento Normativo – Garantizar la adhesión a regulaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para mitigar riesgos legales y mantener la continuidad del negocio.

Ventaja Estratégica: Minimiza sanciones financieras, mejora la credibilidad regulatoria y desbloquea acceso a financiamiento preferencial.

Limitación: La carga administrativa y la evolución constante del marco normativo incrementan los costos de cumplimiento.

KPI: Costo de cumplimiento vs. multas evitadas; número de infracciones regulatorias.

Funciones Relevantes: Legal, Cumplimiento, Finanzas, Gestión de Riesgos, Operaciones.

 

2. Eficiencia Operacional – Optimización de recursos para reducir costos y mejorar la resiliencia financiera a largo plazo.

Ventaja Estratégica: Aumenta la eficiencia de costos mediante la reducción de energía, agua y residuos; fortalece la resiliencia en la cadena de suministro.

Limitación: La inversión en infraestructura sostenible puede presentar períodos de recuperación prolongados.

KPI: Reducción en gastos operativos debido a iniciativas de sostenibilidad; Retorno sobre la Inversión en Sostenibilidad (ROSI).

Funciones Relevantes: Operaciones, Cadena de Suministro, Compras, Instalaciones, Finanzas.

 

3. Capital Humano y Compromiso Laboral – Aprovechamiento de iniciativas de sostenibilidad para mejorar la atracción de talento, la retención y la productividad laboral.

Ventaja Estratégica: Alinea los valores corporativos con las expectativas de los empleados, fomentando una cultura de compromiso e innovación.

Limitación: La correlación entre programas de sostenibilidad y métricas de desempeño laboral puede ser difícil de cuantificar.

KPI: Tasa de retención de empleados; productividad por empleado; resultados de encuestas de compromiso.

Funciones Relevantes: Recursos Humanos, Comunicación Interna, Gobernanza Corporativa.

 

4. Innovación y Expansión de Mercado – Integración de la sostenibilidad en I+D para generar diferenciación competitiva y capturar oportunidades en mercados emergentes.

Ventaja Estratégica: Impulsa nuevas fuentes de ingresos a través de modelos de negocio circulares, productos sostenibles y principios de ecodiseño.

Limitación: Alto gasto en I+D con adopción incierta en el mercado y posibles barreras regulatorias.

KPI: Porcentaje de ingresos derivados de productos o servicios sostenibles; inversión en I+D verde.

Funciones Relevantes: Investigación y Desarrollo, Desarrollo de Producto, Estrategia, Alta Dirección.

 

5. Diferenciación de Marca y Fidelización del Cliente – Uso de la sostenibilidad como herramienta de posicionamiento de mercado para fortalecer la reputación y la adquisición de clientes.

Ventaja Estratégica: Aumenta la confianza en la marca, incrementa la disposición del consumidor a pagar primas y mejora el posicionamiento en el mercado.

Limitación: Riesgo de daño reputacional por percepciones de greenwashing si las afirmaciones no están debidamente respaldadas.

KPI: Crecimiento de cuota de mercado; valor del ciclo de vida del cliente; aumento de ventas de productos sostenibles.

Funciones Relevantes: Marketing, Branding, Experiencia del Cliente, Relaciones Públicas.

 

6. Gestión de Riesgos y Resiliencia – Reducción de la exposición a riesgos financieros, regulatorios y reputacionales relacionados con ESG.

Ventaja Estratégica: Mejora la confianza de los inversores, reduce primas de seguros y prepara al negocio para riesgos financieros relacionados con el clima.

Limitación: Los riesgos ESG son dinámicos y a menudo difíciles de modelar con precisión.

KPI: Mejora en calificaciones de riesgo ESG; desempeño financiero ajustado al riesgo climático.

Funciones Relevantes: Gestión de Riesgos, Finanzas, Junta Directiva, Relaciones con Inversionistas, Gobernanza Corporativa.

 

Si bien estas categorías las presento por separado, sus interdependencias impulsan un valor holístico. Las mejoras en eficiencia pueden facilitar la innovación; los requisitos normativos a menudo generan mejoras operativas; las estrategias de mitigación de riesgos se alinean con la planificación financiera a largo plazo. Las estrategias de sostenibilidad más efectivas son transversales e integradas a lo largo de toda la cadena de valor empresarial.

 

La sostenibilidad no es un centro de costos; es una palanca estratégica que genera ventajas competitivas. El desafío radica en alinear las iniciativas de sostenibilidad con las prioridades empresariales, demostrar retornos financieros y navegar marcos regulatorios complejos.


sábado, 8 de febrero de 2025

¿Por qué los Créditos de Carbono son Imprescindibles para tu Negocio?

El 2024 demostró que los pronósticos sobre la desaparición del mercado voluntario de carbono (VCM) eran exagerados. La demanda mundial de créditos de carbono ha crecido un 24% respecto a 2023, reflejando un interés creciente por parte de las empresas en incorporar este mecanismo como parte de sus estrategias de descarbonización. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer: el VCM solo compensa, en el mejor de los casos, el 0,5% de las emisiones globales.

 

El Rol del Sector Privado en la Transición Climática
Dado que los gobiernos no ha logrado financiar completamente la transición hacia un modelo alineado con la meta de no dejar incrementar más 1,5°C el calentamiento global, el sector privado debe asumir un papel protagónico. La inversión en soluciones climáticas no solo es una responsabilidad, sino también una oportunidad para mejorar la competitividad empresarial.

 

El Costo Oculto de las Emisiones
Todas las empresas asumen un costo por emitir dióxido de carbono, aunque este sea difícil de cuantificar. Este costo "oculto" aumentará drásticamente en las próximas décadas, lo que significa que las empresas que gestionen mejor sus emisiones tendrán una ventaja competitiva frente a sus pares. La descarbonización no es diferente a otras megatendencias, como la globalización o la digitalización, que han redefinido el éxito empresarial, especialmente para aquellos sectores o empresas que empezaron su transición hacia ellas de forma más temprana.

 

Más que Reducción de Costos: Incremento de Ingresos
Una estrategia de descarbonización bien diseñada no solo reduce costos, sino que también puede aumentar los ingresos. Hoy, el 51% de las empresas globales tienen políticas de compras sostenibles, y el 45% de los contratos públicos incluyen requisitos ambientales. Además, los consumidores están cada vez más interesados en productos y servicios sostenibles. Las empresas que respondan a esta demanda de manera creíble y efectiva podrán capturar nuevas oportunidades de negocio.

 

La Credibilidad como Factor Clave
Para que los compromisos de descarbonización generen valor, estos deben ser creíbles. Aquí es donde el mercado voluntario de carbono juega un papel crucial. Al comprar y retirar créditos de carbono de alta integridad, las empresas no solo demuestran seriedad en sus compromisos, sino que también se responsabilizan financieramente por sus metas.

 

¿Por qué Actuar Ahora?
En Colombia, el VCM está evolucionando rápidamente, y las empresas que integren los créditos de carbono en sus estrategias no solo mitigarán riesgos financieros y regulatorios, sino que también estarán mejor posicionadas para competir en un mundo cada vez más comprometido con la acción climática.


martes, 28 de enero de 2025

Cómo Cali Puede Convertir un Reto Ambiental en un Activo Económico

 

En Cali nos enorgullecemos de nuestra diversidad cultural, riqueza natural y potencial económico, pero también debemos enfrentar una realidad ineludible: somos parte del problema global del cambio climático. Las ciudades, que representan más del 70% de las emisiones globales de carbono y consumen el 75% de la energía mundial, son el epicentro del problema y el escenario donde debemos actuar con mayor urgencia.

 

Nuestro panorama es preocupante. Con una población cercana a los 2.3 millones de habitantes y una tasa de urbanización que sigue en aumento, nuestra creciente huella ambiental no solo está afectando al ambiente, sino también agravando las desigualdades sociales. Las altas temperaturas, los eventos climáticos extremos y la calidad del aire que respiramos tienen impactos desproporcionados en las comunidades más vulnerables, que en su mayoría viven en condiciones de informalidad y con acceso limitado a servicios públicos básicos.

 

En términos legislativos, Colombia cuenta con una Ley de Transición Energética (Ley 2099 de 2021) que promueve el uso de energías renovables y la descarbonización, pero su implementación en Cali ha sido lenta y desarticulada. A pesar de iniciativas como el sistema integrado de transporte (MIO) y el “Pacto por la Calidad del Aire,” la transición hacia energías renovables y vehículos eléctricos en nuestra ciudad es por decir lo menos, limitada. En 2024, solo el 1.8% de nuestros hogares usaban energía solar, y menos del 0.5% del parque automotor era eléctrico. Estos avances son marginales, cuando deberían ser una prioridad.

 

El manejo de nuestros residuos es otro reto crítico. Cali genera cerca de 1,900 toneladas diarias de residuos sólidos, gran parte de los cuales podrían ser valorizados mediante tecnologías de generación de energía (waste-to-energy). Este enfoque transforma residuos orgánicos y materiales no reciclables en energía eléctrica y térmica, reduciendo considerablemente nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Experiencias en Medellín y Bogotá demuestran que estas tecnologías son viables y rentables. Además, su implementación en Cali impulsaría una economía circular y generaría empleo local, contribuyendo a una transición sostenible.

 

En 2023, el mercado voluntario de créditos de carbono creció un 87% a nivel global, alcanzando los 2,000 millones de dólares. Cali tiene un potencial significativo en este ámbito. Proyectos como la reforestación urbana, la renovación de la flota del MIO por buses eléctricos o la valorización de residuos para producir energía podrían generar créditos para empresas que buscan neutralizar su huella de carbono. Esto no solo atraería inversión y generaría ingresos económicos para la ciudad, sino que también posicionaría a Cali como líder en sostenibilidad.

 

El futuro de nuestra ciudad depende de las decisiones que tomemos hoy. Cada día de inacción agrava los desafíos y limita las oportunidades. La lucha contra el cambio climático en Cali no puede depender únicamente de las autoridades locales o nacionales. Los ciudadanos debemos exigir políticas públicas más ambiciosas y responsables, pero también asumir un rol más proactivo. Invertir en sostenibilidad no solo es una necesidad ambiental, sino una estrategia para garantizar un futuro próspero y equitativo.

 

Cali, ¡es hora de descarbonizar para prosperar!

sábado, 27 de julio de 2024

Sembrando Futuro Cosecharemos Progreso: Huertas Urbanas


En la urbe de Cali, entre su bullicio y su encanto, germinan pequeños oasis de verde esperanza: las huertas urbanas. Esos espacios escondidos entre edificios y calles concurridas, son más que simples lugares para cultivar alimentos. Son una forma de demostrar que nos preocupamos por el medio ambiente y por la seguridad alimentaria y nutricional. Por eso, en medio de las olas de calor extremos que hemos estado experimentando los caleños, quiero hablares de lo importante que es la jardinería urbana para la sostenibilidad de nuestra ciudad.

 

Las huertas urbanas no son solo lugares donde se cultivan verduras, hortalizas, legumbres y frutas, sino también lugares donde plantamos ideas para un mundo mejor. Representan un vínculo directo con la tierra en medio del cemento; una oportunidad para reconectar con la naturaleza en un entorno urbano. Estos espacios además de ser estéticamente agradables, también desempeñan un papel crucial en la mitigación de los efectos del cambio climático y la promoción de la biodiversidad.

 

Les quiero compartir unos cuantos ejemplos, de muchos, que afortunadamente se están ejecutando con bastante éxito aquí en Cali:

 

  1. Aula-Jardín La Milpa: Esta huerta, gestionada por los propios habitantes del barrio San Antonio, es un ejemplo de empoderamiento y cohesión social. Además de proveer alimentos saludables, ha fortalecido los lazos comunitarios y ha impulsado iniciativas de economía solidaria. Es un recordatorio de que el cuidado del entorno también fortalece el tejido social.
  2. Huerta Madre Los Cerros: En las laderas de los cerros que abrazan nuestra ciudad, esta huerta destaca por su enfoque en la conservación del suelo y el agua. A través de técnicas de permacultura, ha logrado reverdecer áreas degradadas y mejorar la calidad del entorno natural en la zona del bajo Aguacatal. Es un ejemplo de cómo la agricultura urbana puede ser aliada en la lucha contra la erosión y la desertificación.
  3. Huertas Urbanas del Jarillón del Río Cauca: Este proyecto ha transformado los espacios de protección del río Cauca en áreas productivas y educativas. Las huertas en el Jarillón no solo contribuyen a la seguridad alimentaria de las comunidades cercanas, sino que también funcionan como barreras naturales contra la erosión y las inundaciones. Es un caso de éxito de cómo aprovechar espacios públicos para promover la agricultura urbana.
  4. Huerta Sendero Calima: En medio de la selva de cemento, un bosque urbano alberga esta huerta comunitaria que sirve como pulmón verde y como espacio de encuentro y aprendizaje. Esta huerta madre, en el bosque del barrio Calima, es un modelo a seguir de cómo integrar la agricultura urbana en proyectos de conservación ambiental y desarrollo comunitario.

 

La importancia de estas huertas urbanas va más allá de lo meramente estético o productivo. Ellas representan una oportunidad para replantear nuestra relación con el entorno urbano y fomentar un estilo de vida más sostenible. Por eso, mi recomendación a los lectores es simple pero poderosa: apoyen y participen en iniciativas de agricultura urbana en su comunidad. Ya sea que cultiven plantas en sus balcones, que se involucren en huertas comunitarias o que siembren árboles en sus barrios, lo valioso es que sepan que todo lo que hagan está ayudando a hacer de este mundo un lugar mejor para todos.

martes, 9 de julio de 2024

Las 5 claves para implementar sistemas de movilidad sostenible en Colombia

 

En Colombia la movilidad urbana se ha convertido en un tema cada vez más relevante pues afecta tanto a la calidad de vida de los ciudadanos como al medio ambiente. La falta de sistemas de transporte eficientes y sostenibles, combinada con una deficiente planificación urbana y la congestión vehicular, hacen que encontrar soluciones de fondo a los problemas de la movilidad sea un desafío que no podemos seguir evadiendo, especialmente en las ciudades donde el tráfico y la contaminación son un problema constante.

 

El problema de la movilidad urbana en Colombia se debe en gran parte a la dependencia del transporte particular. Según cifras del DANE, el 69% de los desplazamientos en Colombia se realizan en vehículos particulares, mientras que solo el 20% se realizan en transporte público. Esto se debe a la falta de una infraestructura adecuada para el transporte público y la falta de confianza de los ciudadanos en la seguridad y la eficiencia de los sistemas de transporte público.

 

Otros factores que suman al problema son la falta de infraestructura y de seguridad para la movilidad activa, como lo son el ciclismo y caminar. La mayoría de las ciudades colombianas carecen de ciclo rutas, de andenes anchos y de garantías de seguridad, lo que hace que los ciclistas y peatones estén expuestos a altos riesgos en las calles.

 

Por ejemplo, en una ciudad como Ámsterdam, donde hay 4 veces más bicicletas que carros, las personas realizan más del 35% de sus desplazamientos diarios en bicicleta, y esto se debe a que la infraestructura de esa ciudad, como está diseñada hoy, hace que moverse en bicicleta sea la primera opción.  En Paris, desde el 2014, cuando se empezó la construcción de una red de ciclo rutas que cubre prácticamente toda la ciudad, el uso de la bicicleta ha aumentado en un 62% y el uso de los carros particulares ha disminuido considerablemente. En ambas ciudades lo que principalmente ha cambiado es la voluntad política de sus ciudadanos y de sus gobernantes para migrar hacia un sistema de movilidad que es más eficiente, que mejora la calidad de vida de las personas y que es más amigable con el medio ambiente.

 

La movilidad sostenible está probando ser una buena solución para los problemas de movilidad en muchas ciudades del mundo y en mi opinión ya es hora que en Colombia la empecemos a implementar de forma sistemática, pensando en el futuro y en el bienestar de nuestras ciudades. La movilidad sostenible se refiere al uso de sistemas de transporte que sean seguros, eficientes y amigables con el medio ambiente.

 

Para que en Colombia logremos hacer la transición hacia la movilidad urbana sostenible, es necesario que  nuestros gobernantes, las empresas y los ciudadanos trabajemos juntos para crear sistemas de transporte que se ajusten a nuestras necesidades; por lo que a mi juicio estos serían los cinco aspectos claves para tener en cuenta para ser exitosos en dicho propósito:

 

1.    Fomentar el uso del transporte público. Se debe invertir en infraestructura de transporte público eficiente y seguro, así como mejorar la calidad de los servicios prestados en la actualidad. Para fomentar el uso del transporte público, es necesario reducir los costos, mejorar la frecuencia de los servicios y mejorar la accesibilidad para las personas con discapacidades. Además, se deben crear incentivos para que las personas usen el transporte público, como descuentos en las tarifas, carriles exclusivos para buses y servicios de transporte público gratuitos en días de alta contaminación.

 

2.    Promover el uso de la bicicleta y la caminata. Las ciudades colombianas deben invertir en obras de infraestructura seguras para ciclistas y peatones, como ciclo rutas y andenes amplios. Además, se deben crear incentivos para que las personas usen la bicicleta y caminen, como programas de préstamo de bicicletas, parqueaderos seguros para bicicletas (en zonas cercanas a las grandes estaciones del servicio masivo de transporte), y crear campañas de concientización sobre los beneficios de la movilidad activa.

 

3.    Estimular el uso de vehículos (carros y motos) eléctricos y de combustibles alternativos. Se debe invertir en infraestructura para masificar los puntos de recarga para los vehículos eléctricos y crear incentivos tributarios para que las empresas y los particulares adquieran vehículos eléctricos y de combustibles alternativos (como por ejemplo el hidrógeno). Además, se pueden promover programas de intercambio de vehículos viejos por vehículos más eficientes y menos contaminantes, así como establecer normativas y regulaciones para reducir la emisión de gases contaminantes por parte de los vehículos en circulación.

 

4.    Adoptar políticas de planificación urbana que prioricen el uso del transporte público, la movilidad activa y la reducción del uso de vehículos particulares. Esto implica el diseño de ciudades más compactas, con una mayor densidad de población y una mejor conectividad entre los distintos barrios, lo que permite una mayor accesibilidad y reducción de los tiempos de desplazamiento.

 

5.    Finalmente, la movilidad sostenible no es solo un tema de infraestructura y regulación, sino que también implica un cambio cultural y de comportamiento por parte de los ciudadanos. Es necesario concientizar a la población sobre los beneficios de la movilidad sostenible y promover el uso responsable del transporte. Esto incluye prácticas como el uso de vehículos compartidos (lo que en inglés se conoce como carpooling), la reducción de la velocidad en las vías urbanas, la reducción de los viajes en vehículos particulares, el uso de tecnologías que permitan una mejor gestión del tráfico y el fomento de hábitos de movilidad activa.

 

En conclusión, la movilidad urbana en Colombia es un problema importante que requiere soluciones sostenibles y a largo plazo. La migración hacia una movilidad sostenible implica la adopción de políticas integrales que abarquen la planificación urbana, el fomento del transporte público, la promoción de la movilidad activa, la implementación de tecnologías eficientes y la sensibilización y educación de la población. Solo mediante una acción coordinada y consciente de los actores involucrados se podrá avanzar hacia una movilidad más eficiente, segura y sostenible para nuestras ciudades colombianas.


lunes, 27 de marzo de 2023

Como la tecnología está contribuyendo a la innovación en la industria de la Gestión de Residuos.

 

Estamos viviendo la cuarta revolución industrial, o la también llamada Industria 4.0, por lo que es innegable que los avances tecnológicos están cambiando de forma acelerada la manera como vivimos, volviendo cada vez más borrosa la línea que separa a los humanos de las máquinas.

 

La velocidad a la que están sucediendo estos avances tecnológicos no tiene precedente en la historia de la humanidad y es claro que estos están impactando todos los sectores productivos del mundo, por lo que obviamente la industria de la gestión de residuos no es una excepción a este fenómeno. Para mí, es muy claro que se beneficiarán de esta transición quienes sean capaces de innovar y adaptarse.


Transformar residuos en energía es un claro ejemplo de esta transición. Por ejemplo proyectos de aprovechamiento como el construido en el relleno sanitario Doña Juana, de Bogotá, el cual aprovecha los gases generados por la descomposición de las 6.500 toneladas diarias de residuos que llegan a este lugar, para convertirlos en Biogás. Este proceso de aprovechamiento consiste en captar los gases que se producen en el relleno sanitario, transportarlos hasta la planta procesadora e incinerarlos a muy altas temperaturas para mover unas turbinas que son las responsables de producir energía eléctrica. Esta energía eléctrica se le entrega a la red nacional para su comercialización. 


Estas formas de generación de energía reducen las emisiones de metano y dióxido de carbono producidas en los vertederos y rellenos sanitarios, por lo cual ayudan a reducir las emisiones de gases efecto invernadero, especialmente si lo comparamos con la producción de energía a partir de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.


Otra área donde la tecnología está aportando cambios significativos en la industria de la gestión de residuos es en la optimización de las rutas de recolección selectivas (RRS). Cada vez estamos viendo más camiones habilitados con dispositivos GPS, lo cual permite el rastreo y la gestión de las flotas vehiculares en tiempo real. Adicionalmente se ha incrementado la popularidad del uso de softwares y Apps que ayudan a realizar diseños óptimos de los recorridos urbanos, lo cual deriva en la prestación de un servicio más eficiente y eficaz por parte de las empresas de aseo domiciliario y de gestión integral de residuos, reduciendo de manera considerable costos de mano de obra y, lo más importante, generando un ahorro considerable de combustible.


Dentro de la industrial de la gestión de residuos, probablemente una de las áreas con mayor potencial de crecimiento para la utilización de la tecnología conocida como Internet de las Cosas (o IoT por su sigla en inglés), es en los procesos de separación en la fuente de los residuos domiciliarios. Si se logra realizar una buena categorización y segregación de los residuos antes de que estos se reincorporen al ciclo de recuperación, se reducirían considerablemente los riesgos de contaminación cruzada de los materiales, se necesitaría menos mano de obra en los procesos de recolección y se reducirían significativamente los tiempos de gestión.


Cabe destacar que en Colombia ya hay varias empresas que están proponiendo soluciones de esta naturaleza, utilizando tecnología IoT y algoritmos que mediante aprendizaje automático (machine learning) e inteligencia artificial (AI) pueden reconocer objetos y procesar datos en tiempo real. 


No es descabellado pensar que en menos de una década, en Colombia, podamos tener ciudades inteligentes; en las cuales se esté usando ampliamente la tecnología como herramienta para optimizar el manejo de los residuos urbanos. Esta realidad seguramente incluirá contenedores geo-posicionados en los barrios, tarros de basura inteligentes en los hogares y tecnología sensórica aplicada en toda la cadena de compra-venta y transformación de los residuos. 


Es lo que llegará y depende de todos nosotros ser parte de la transformación, para cumplir las metas del ambicioso plan energético del Gobierno Nacional, cuyo propósito es que a 2030 se reduzcan en un 51% los gases de efecto invernadero y convertirse a 2050 en un país carbono neutral. 


Economía circular, los negocios del futuro


Para entender la economía circular, es necesario primero explicar cómo funciona la economía lineal en la que actualmente estamos inmersos. Como sociedad, desde la revolución industrial y la proliferación de los procesos de producción en masa, hemos estado mal acostumbrados a producir bienes, consumirlos y luego desecharlos (creando así un modelo de consumo en línea recta).


Según el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se generan cerca de 12 millones de toneladas de basura al año, de las cuales no se reciclan, en promedio, un 83%. Esta cifra es alarmante si entendemos que estos residuos están terminando en rellenos sanitarios, botaderos a cielo abierto, o peor aún, en ríos, mares y bosques; contaminando el aire y las fuentes hídricas que son esenciales para la supervivencia de los seres humanos.


Como antídoto a las nefastas consecuencias para el medio ambiente, producidas por el defectuoso modelo de la economía lineal, nace la economía circular, la cual propone la implementación de un “círculo virtuoso”, en el que en vez de desechar los productos que han cumplido su ciclo de vida útil, éstos sean reincorporados al aparato productivo, para que mediante procesos de reciclaje, se puedan convertir en materias primas aptas para su reutilización.


La economía circular ofrece muchísimas oportunidades de negocio para los empresarios en Colombia. 


Una forma de capitalizar esas oportunidades es a través de la innovación. Gracias a que sus metodologías resultan muy útiles en los procesos de I+D, invertir en innovación se ha convertido en un requisito indispensable para cualquier plan de negocios que tenga como objetivo el crecimiento empresarial. En el contexto de la economía circular, la innovación pueden ser muy útil; para ayudar a desarrollar productos que sean más amigables con el medio ambiente, o a diseñar procesos más limpios en las cadenas de abastecimiento, producción, distribución y comercialización, que acompañado de una sólida estrategia de mercadeo ecológico (o “green marketing” como se le denomina en inglés) brinda una ventaja competitiva clara en el mercado, produciendo resultados muy positivos en la reputación de la empresa y por supuesto en su PyG. 


Otra forma de aprovechar esas oportunidades de negocio es la integración vertical. Como uno de los componentes claves de la economía circular es el uso de materias primas recicladas, contar con un suministro constante y estable de ellas se convierte en más que una necesidad. Para cumplir con este objetivo estratégico, los empresarios pueden optar por adquirir, fusionar o  crear una empresa que se encargue de esa labor. Sin embargo, gracias al auge que vive el ecosistema de emprendimiento en nuestro país, una opción que cada vez adquiere más relevancia, es la de identificar una “startup” (empresa emergente) que traiga a la mesa las capacidades técnicas y el talento humano deseado para invertir en ella.


Finalmente, la invitación es a que los empresarios de nuestro país, empiecen a mirar los negocios desde la óptica que plantea “el círculo virtuoso” de la economía circular: vender más pero dañar menos. Al final esta será la forma de hacer negocios en el próximo siglo y quién lo empiece a hacer desde ahora se estará adelantado al futuro.


lunes, 13 de marzo de 2023

Las tecnologías limpias son la clave para diseñar las ciudades del futuro


 San Francisco va camino a convertirse en la primera ciudad del mundo en no necesitar un relleno sanitario, ya que ha conseguido reducir en un 80% la basura que genera. Esto lo están logrando gracias a la implementación de tecnologías limpias y a la participación activa de sus ciudadanos. Este proceso de transformación, que ya es visto como un caso de éxito por la comunidad internacional, surgió de la implementación de una estrategia que tiene como objetivo convertirla en una ciudad “basura cero”.


El primer componente de esta estrategia tiene como eje central la construcción de una planta de compostaje a gran escala. Esta gran planta de compostaje con la que hoy cuenta la ciudad le ha permitido convertir los residuos de comida, los residuos agrícolas  y el resto de residuos orgánicos, en abono para las tierras productivas de la región. El segundo componente, tiene como núcleo la educación ambiental, la cual ha priorizado el fomento de la cultura del reciclaje, la cual hoy por hoy corre por las venas de todos sus ciudadanos, grandes y chicos por igual.


Esta ciudad norteamericana ha logrado transformar enormes cantidades de lo que antes era considerada basura, sin ningún valor, en un elemento verdaderamente valioso como lo es el compostaje. El compostaje (o compost) es la mezcla de materiales que se obtiene de la degradación y mineralización de residuos orgánicos de origen animal, vegetal y leñoso, que sirve para aplicar a los suelos cultivables con el propósito de abonarlos para mejorar sus características químicas, físicas y biológicas.


Lo más interesante de esta iniciativa de la ciudad de San Francisco es que ha logrado resolver varios problemas de manera simultánea:


1.    Reducir las emisiones de metano producidas por los rellenos sanitarios, una de las principales fuentes de este dañino gas de efecto invernadero.


2.    Lograr que los agricultores de la región pasen de utilizar fertilizantes químicos, que generan grandes problemas medioambientales, a usar compostaje, el cual es un fertilizante orgánico de alta calidad, además que por su precio inferior ha ayudado a bajar los costos de la producción agrícola, según datos oficiales de la ciudad.


3.    Disparar los empleos directos e indirectos relacionados con el manejo y aprovechamiento de estos residuos. De acuerdo a la revista Down to Earth, publicación norteamericana especializada en temas de medio ambiente, salud y políticas de desarrollo, con esta nueva estrategia San Francisco, hoy, genera 200 veces más empleos que con la estrategia anterior y además ahorra muchísimo dinero del presupuesto de la ciudad, el cual era antes destinado al manejo de la basura de la ciudad.


El manejo adecuado de los residuos domiciliarios (recolección, disposición y aprovechamiento) sigue siendo un reto común para muchos países, incluido Colombia. Según el  Informe Nacional de Disposición Final de Residuos Sólidos, publicado por la Superservicios en 2021, en Colombia se generan aproximadamente 11.6 millones de toneladas de residuos al año;  y de acuerdo a las cifras proyectadas por el DANE para el 2022 solo 1.6 millones de estas se reciclaron.


La realidad es que a excepción de la planta Biogás Doña Juana en Bogotá (la cual aún se encuentra en una etapa muy temprana de funcionamiento), en Colombia no se cuenta con proyectos de aprovechamiento a gran escala para los residuos orgánicos.


En los grandes y medianos municipios del país, donde hay habilitados rellenos sanitarios (174 en total), el manejo que se le está dando a este tipo de residuos es el de compactarlos y dejarlos ahí para su descomposición, generando malos olores, plagas y emisiones de gases efecto invernadero. En el resto de los municipios y comunidades del país los residuos se están depositando en botaderos a cielo abierto (84 en todo el país) sin ningún tipo de tratamiento; o peor aún, se están enterrando en las playas o se están arrojando irresponsablemente a los ríos y mares, causando daños inmensurables al medio ambiente.


Sin duda plantear soluciones que permitan el aprovechamiento de estos residuos orgánicos, a lo largo y ancho del país, es uno de los temas que debemos empezar a discutir abiertamente. Las soluciones ya no dan más espera, pues corremos el riesgo de cruzar los “puntos de no retorno” a partir de los cuales los daños ecológicos podrían ser irreversibles.


El manejo adecuado de los residuos orgánicos en Colombia requiere un enfoque integral que abarque desde la separación en la fuente, hasta la recolección, aprovechamiento y disposición final de los residuos. Además, se necesita un compromiso por parte de la sociedad, las empresas y las autoridades para implementar soluciones sostenibles y eficaces.


En mi opinión, existen varias líneas de acción que una política pública de esta naturaleza debe contemplar para brindar una verdadera solución al problema que llevamos décadas viviendo en Colombia con el manejo de los residuos domiciliarios:


1.    Fomentar la separación en la fuente: promover la correcta separación de los residuos orgánicos en los hogares, empresas y establecimientos comerciales para que puedan ser gestionados de manera adecuada.


2.    Implementar sistemas de recolección y aprovechamiento: es importante contar con rutas de recolección selectiva para los residuos orgánicos para luego llevarlos a plantas de aprovechamiento.


3.    Fomentar el compostaje en el hogar y en pequeñas comunidades: el compostaje es una alternativa viable y sostenible para el tratamiento de residuos orgánicos. Solo en Bogotá D.C., según datos del UAESP, se producen aproximadamente 3440 toneladas diarias de residuos, de las cuales el 51% son de tipo orgánico.


4.    Promover la economía circular: este modelo de producción y consumo se basa en la reducción, reutilización y el reciclaje de materiales para garantizar un crecimiento sostenible en el tiempo. Fomentarla en Colombia podría ser una solución efectiva para reducir la cantidad de residuos que se producen en el país.


5.    Incentivar la innovación y la tecnología: se pueden desarrollar tecnologías innovadoras para el tratamiento de residuos orgánicos, como la producción de biogás o la generación de energía a partir de la biomasa.


En conclusión, sería maravilloso que colectivamente soñáramos con ciudades “basura cero” y que nuestros gobernantes y legisladores entendieran que para lograrlo se necesitan políticas públicas coherentes y ajustadas a nuestra realidad. No me cabe duda que en el diseño de las ciudades del futuro, que por definición tienen que ser sostenibles en el tiempo, debe haber muchos capítulos en los que las tecnologías limpias sean la prioridad. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Cali y el nuevo “oro negro”


 En Cali, el relleno sanitario que hasta 2008 prestó sus servicios a nuestro municipio, más los de Candelaria, Yumbo y Jamundí, estaba ubicado en el suroriente de la ciudad y se llamaba Navarro. Desafortunadamente después de cuatro décadas de actividad este llegó a su nivel máximo de capacidad y colapsó, por lo que tuvo que ser intervenido de urgencia y clausurado permanentemente. En la actualidad los residuos que producimos en Cali (más los de otros 15 municipios del Valle y Cauca) son llevados al relleno sanitario Colomba - El Guabal, ubicando en el pequeño municipio de Yotoco.

 

Solo el municipio de Cali, según datos del DAGMA, produce aproximadamente 1650 toneladas diarias de residuos de alimentos, las cuales en este momento no son aprovechadas sino que simplemente son compactadas en el relleno sanitario y dejadas ahí para su descomposición, generando malos olores, plagas y emisiones de gases efecto invernadero. En otras palabras, en este momento esos residuos son un problema.


Pero lo que muchos no saben es que estos residuos podrían dejar de ser un problema y transformarse en una solución, si los convirtiéramos en compostaje. El compostaje (o compost) es la mezcla de materiales, de color negro y textura granular, que se obtiene de la degradación y mineralización de residuos orgánicos de origen animal, vegetal y leñoso, que sirve para aplicar a los suelos cultivables con el propósito de abonarlos para mejorar sus características químicas, físicas y biológicas. El resultado sería la transformación de algo que actualmente solo genera problemas en los rellenos sanitarios, a convertirse en vida. Es literalmente la transformación de basura a "oro negro".

 

A mí me resulta intuitivo pensar que una región como la nuestra, de vocación agroindustrial, podría beneficiarse de las grandes cantidades de compostaje que se pueden producir con los desechos que llegan al relleno sanitario Colomba – El Guabal, además de producir miles de nuevos empleos directos e indirectos, enfocados en la gestión y transformación de esos residuos orgánicos, y en la comercialización del compostaje.

 

Un buen ejemplo de esto es el de la ciudad norteamericana de San Francisco, la cual va camino a convertirse en la primera ciudad del mundo en no necesitar un relleno sanitario, ya que ha conseguido reducir en un 80% los residuos que genera. ¿Cómo han conseguido esto? Implementando una estrategia orientada a convertirse en una ciudad “basura cero”, diseñada sobre dos pilares fundamentales. El primero, el fomento incesable de la cultura del reciclaje, y el segundo, la construcción de una planta de compostaje a gran escala.

 

Finalmente, mi invitación es a que colectivamente nos soñemos una Cali “basura cero”, para la cual necesitaríamos unas políticas públicas claras y contundentes en estos temas de gestión y aprovechamiento de residuos.

lunes, 20 de diciembre de 2021

Cuatro formas en las que la tecnología está contribuyendo a la innovación en la industria de la Gestión Integral de Residuos

 

Estamos viviendo la cuarta revolución industrial, o la también llamada Industria 4.0, por lo que es innegable que los avances tecnológicos están cambiando de forma acelerada la manera como vivimos, volviendo cada vez más borrosa la línea que separa a los humanos de las máquinas.

 

La velocidad a la que están sucediendo estos avances tecnológicos no tiene precedente en la historia de la humanidad y es claro que estos están impactando todos los sectores productivos del mundo. La industria de la Gestión Integral de Residuos es uno de ellos.

 

Para mí, es muy claro que se beneficiarán de esta transición quienes sean capaces de innovar y adaptarse. No es muy común pensar en la gestión de residuos y pensar en tecnología, por eso hoy quiero compartirles algunos ejemplos en los que podemos ver como la tecnología está impactando la gestión de residuos en nuestro país:

 

Transformando residuos en energía es un claro ejemplo. Proyectos de aprovechamiento como el construido en el relleno sanitario Doña Juana, de Bogotá, el cual aprovecha los gases generados por la descomposición de las 6.500 toneladas diarias de residuos que llegan a este lugar, para convertirlos en Biogás.

 

El proceso de aprovechamiento consiste en captar los gases que se producen en el relleno sanitario, transportarlos hasta la planta procesadora e incinerarlos a muy altas temperaturas para mover unas turbinas que son las responsables de producir energía eléctrica. Esta energía eléctrica se le entrega a la red nacional para su comercialización.


Estas formas de generación de energía reducen las emisiones de metano y dióxido de carbono, producidas en los vertederos y rellenos sanitarios, por lo cual ayudan a reducir las emisiones de gases efecto invernadero, especialmente si lo comparamos con la producción de energía a partir de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.


Otro buen ejemplo es el de la invención de procesos costo-efectivos para reciclar materiales que en la actualidad no se pueden reciclar, pues esto hará la diferencia en el corto plazo. Prueba de esto son los proceso recientemente desarrollados para reciclar materiales como el poliestireno expandido (conocido como icopor) y el tetra pak, los cuales hasta hace muy poco no eran reciclados, pues la cadena de valor para su recuperación no se encontraba lo suficientemente desarrollada; o por una relación desfavorable entre esfuerzo costo-beneficio o por la complejidad técnica de reciclar de un material multicapas, pero que gracias a los esfuerzos de investigación y desarrollo que se venían haciendo por empresas productoras de estos materiales, hoy ambos se están empezando a reciclar, evitando así que miles de toneladas de ellos lleguen a los rellenos sanitarios.

 

Otra área donde la tecnología está aportando cambios significativos en la industria de la Gestión Integral de Residuos es en la optimización de las rutas de recolección selectivas (RRS). Cada vez estamos viendo más camiones habilitados con dispositivos GPS, lo cual permite el rastreo y la gestión de las flotas vehiculares en tiempo real. Adicionalmente se ha incrementado la popularidad del uso de softwares y apps que ayudan a realizar diseños óptimos de recorridos urbanos, lo cual deriva en rutas más óptimas. Esto permite una labor más eficiente y eficaz por parte de las empresas de aseo domiciliario y de gestión integral de residuos, reduciendo de manera considerable costos de mano de obra y, lo más importante, generando un ahorro considerable de combustible.

 

Probablemente una de las áreas más atractivas para la utilización de la tecnología internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) en la industria de la Gestión Integral de Residuos es en la separación en la fuente. Si se logra realizar una buena categorización y segregación de los residuos antes de que estos se reincorporen al ciclo de recuperación, se necesitará menos mano de obra y se reducirán significativamente los tiempos de gestión.

 

Cabe destacar que en Colombia ya hay varias empresas que están proponiendo soluciones de esta naturaleza, utilizando tecnología IoT y algoritmos que mediante aprendizaje automático (machine learning) e inteligencia artificial (AI) pueden reconocer objetos y procesar datos en tiempo real.

 

No es descabellado pensar que en menos de una década, en Colombia, podamos tener ciudades inteligentes; en las cuales se esté usando ampliamente la tecnología como herramienta para optimizar el manejo de los residuos urbanos. Esta realidad seguramente incluirá contenedores geo-posicionados en los barrios, tarros de basura inteligentes en los hogares y tecnología sensórica aplicada en toda la cadena de compra-venta y transformación de los residuos. Es lo que llegará, porque el futuro es ahora y depende de todos nosotros ser parte del cambio para cumplir la meta del ambicioso plan energético del gobierno nacional, cuyo propósito es que a 2030 se reduzcan en un 51% los gases de efecto invernadero y convertirse a 2050 en un país carbono neutral.


¡Todos somos parte de la solución!


Carlos T.

Rechaza, Reduce, Reutiliza y Recicla en casa para ser parte de la solución


Lo que consumimos y los empaques en los que estos artículos vienen, hacen que en Cali, según cifras de la Alcaldía de Cali, estemos generando 2500 toneladas de basura al día, lo cual según la misma Alcaldía de Cali, tiene en serios aprietos a los operadores de aseo de la ciudad.


El crecimiento demográfico acelerado de Cali presenta muchos retos ambientales, los cuales no deben ser ignorados.

 

Según el Departamento Administrativo de Planeación Municipal de la Alcaldía de Cali (documento Cali en Cifras), Cali registra un aumento de la población de 25.000 nuevos habitantes cada año.

 

Para mitigar el impacto del medio ambiente generado en los hogares caleños, la propuesta es aplicar la regla de las 4Rs: Rechazar, Reducir, Reutilizar y Reciclar. Las siguientes son las recomendaciones para aplicar en casa:

 

Rechaza: bolsas plásticas cuando estas puedan ser reemplazadas por bolsas de tela o de cambrel. Lo mismo pasa con los pitillos plásticos, lo cuales pueden ser remplazados por pitillos de papel.

 

Reduce: el consumo de energía usando bombillos ahorradores, y renovando los electrodomésticos de línea blanca por modelos ahorradores (estufa, lavadora, nevera, licuadora, etc).

 

Así mismo, se recomienda reducir el consumo de agua en el hogar, cerrando el grifo mientras se cepillan los dientes.

 

Reutiliza: evita el consumo de vasos y cubiertos desechables, utilizando vasos de vidrio, termos, mugs y cubiertos metálicos que pueden ser utilizados una y otra vez.

 

Recicla: todos los aparatos eléctricos y electrónicos que tenemos en casa (RAEE) una vez hayan cumplido su ciclo de vida, tales como celulares, impresoras, cargadores, entre otros, ya que sus microcomponentes puedes ser reciclados y utilizados para producir nuevos productos.

 

“Es importante tomar conciencia, y muy pronto, de la importancia de reciclar en casa. Eduquemos a nuestros hijos y a quienes nos ayudan en las labores domésticas, para que entre todos adoptemos la costumbre de reciclar en casa. Acordémonos de lo que nos decían nuestros abuelos: la educación empieza por casa


¡Todos somos parte de la solución!

 

Carlos T.



domingo, 19 de diciembre de 2021

No sabemos reciclar en casa


El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en conjunto con el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, mediante la Resolución No. 2184 de 2019, que entrará en vigencia el 01 de enero de 2021, establecieron un código unificado para el color de las bolas que se deben utilizar para la separación en la fuente de los residuos domiciliarios (blanco, negro y verde).


Estamos a seis meses y medio que entre en vigencia la Resolución 2184 de 2019, en la cual se establecen los colores de las bolsas (blanca, negra y verde) que se deben utilizar para la separación de residuos en la fuente. Es de suma importancia que todos los caleños nos familiaricemos con lo que dice la norma y más importante aún, que empecemos activamente a separar, por tipo de residuo, en nuestros hogares.

 

Los caleños debemos aprender a reconocer los tipos de residuos que estamos generando en nuestros hogares y cuál es el color de bolsa correcto que debemos usar para separarlos, para así, ir creando la cultura de reciclar en casa.

 

En nuestras casas aún no sabemos reciclar y a partir del próximo año el Gobierno Nacional nos va a exigir que lo hagamos. Es por eso que nos debemos empezar a preparar desde ahora, pues cambiar de hábitos toma su tiempo. En realidad es muy sencillo reciclar, lo complejo es motivar a las personas para que lo hagan y cambien sus hábitos actuales. Por eso yo recomiendo que se haga en familia; donde grandes y chicos se involucren para que este cambio de comportamiento sea bienvenido por todos. Especialmente para los niños, esta tarea puede ser muy divertida.

 

A continuación, mis tres recomendaciones para reciclar en casa:

 

1. Hacer la clasificación adecuada de los residuos según el color de bolsa indicado en la norma: blanca, negra y verde:

 

·         Bolsa Blanca: residuos aprovechables (plástico/ cartón/ vidrio/ papel/ metales).

 

·         Bolsa Negra: residuos no aprovechables (papel higiénico/ servilletas/ papeles y cartones contaminados con comida/ papeles metalizados/ entre otros).

 

·         Bolsa Verde: residuos orgánicos aprovechables (restos de comida/ desechos agrícolas).



2. Desechar de forma segura pilas y medicamentos vencidos: las pilas y los medicamentos vencidos pueden ser llevados a los puntos de recolección, que hoy en día son muy comunes de encontrar en las entradas de los supermercados y grandes almacenes de cadena del país.

 

3. Trabajar en equipo con los recicladores de la zona: el reciclaje es una cadena productiva y los recicladores de oficio son una parte vital de ella. Es importante identificar los recicladores de la zona (quienes en su mayoría hacen parte del censo realizado por la Alcaldía de Cali y hacen parte de alguna de las asociaciones de recicladores de nuestra ciudad), y se trabaje mancomunadamente con ellos para garantizar que los materiales que se están separando en las casas terminen en plantas de reciclaje y no enterrados en el relleno sanitario Colomba-El Guabal, ubicado en Yotoco, que presta sus servicios a la ciudad de Cali y 27 municipios más del Valle del Cauca.

 

Finalmente, es importante tomar conciencia, y muy pronto, de la importancia de reciclar en casa. Eduquemos a nuestros hijos y a quienes nos ayudan en las labores domésticas, para que entre todos adoptemos la costumbre de reciclar en casa. Acordémonos de lo que nos decían nuestros abuelos: la educación empieza por casa.


¡Todos somos parte de la solución!

 

Carlos T.



sábado, 30 de octubre de 2021

4 maneras de contribuir al cuidado del medio ambiente en la post cuarentena


El planeta empieza, poco a poco, a reactivar sus sectores productivos, y nuestro país no es la excepción. Estos largos meses de cuarentena nos han hecho reconsiderar muchos aspectos de nuestras vidas, y lo único que por ahora es seguro, es que la forma en que viviremos e interactuaremos los unos con los otros no volverá a ser igual. Como sociedad deberíamos aprovechar este cambio obligatorio de “chip”, para incorporar algunos cambios en nuestros hábitos de consumo, que nos permitan vivir y consumir de una forma más amigable con el medio ambiente.

 

Rechaza: Es muy importante educarnos para poder tener criterio a la hora de elegir los productos que consumimos. Aprovecha internet para investigar y aprender. Rechaza productos que tengan un alto impacto sobre el medio ambiente o que para su fabricación consuman recursos no renovables. Así mismo, rechaza productos que no se puedan reciclar o que sean tóxicos.

 

Reduce: Está en las manos de todos nosotros el consumir menos recursos naturales, por eso trata de ser más eficiente en los recursos que consumes. No es cuestión de dejar de consumir, es cuestión de hacerlo de una manera responsable. Si consumimos menos, tendremos menos gastos, habrá menos explotación de los recursos del planeta; resultando en menos contaminación y menos basura.

 

Reutiliza: Prolongar la vida útil de los bienes y productos que compramos es una buena idea que tiene un impacto positivo en nuestras finanzas personales, al igual que ayuda a disminuir el impacto ambiental de nuestros hábitos de consumo.

 

Recicla: Residuos aprovechables se generan en nuestros hogares y lugares de trabajo todos los días. La mejor forma de contribuir a que estos materiales puedan ser reincorporados al aparato productivo es haciendo una correcta separación en la fuente de ellos. De esta manera los desechos no aprovechables se pueden disponer en los rellenos sanitarios de nuestras ciudades y los desechos aprovechables se pueden reciclar para que sirvan como materia prima en procesos de producción (de la economía circular).

 

En conclusión, con la reactivación de la economía se elevarán nuevamente nuestros niveles de consumo, por lo que es importante que tengamos en cuenta estos cuatro aspectos antes de retomar nuestras vidas en la “nueva normalidad”.

 

¡Todos somos parte de la solución!

 

Carlos T.

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En la Unión Europea ha comenzado la cuenta regresiva para la implementación del Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM), un mecanismo de a...