Estamos
viviendo la cuarta revolución industrial, o la también llamada Industria 4.0, por
lo que es innegable que los avances tecnológicos están cambiando de forma
acelerada la manera como vivimos, volviendo cada vez más borrosa la línea que
separa a los humanos de las máquinas.
La velocidad a la que están sucediendo estos avances tecnológicos no tiene precedente en la historia de la humanidad y es claro que estos están impactando todos los sectores productivos del mundo, por lo que obviamente la industria de la gestión de residuos no es una excepción a este fenómeno. Para mí, es muy claro que se beneficiarán de esta transición quienes sean capaces de innovar y adaptarse.
Transformar residuos en energía es un claro ejemplo de esta transición. Por ejemplo proyectos de aprovechamiento como el construido en el relleno sanitario Doña Juana, de Bogotá, el cual aprovecha los gases generados por la descomposición de las 6.500 toneladas diarias de residuos que llegan a este lugar, para convertirlos en Biogás. Este proceso de aprovechamiento consiste en captar los gases que se producen en el relleno sanitario, transportarlos hasta la planta procesadora e incinerarlos a muy altas temperaturas para mover unas turbinas que son las responsables de producir energía eléctrica. Esta energía eléctrica se le entrega a la red nacional para su comercialización.
Estas formas de generación de energía reducen las emisiones de metano y dióxido de carbono producidas en los vertederos y rellenos sanitarios, por lo cual ayudan a reducir las emisiones de gases efecto invernadero, especialmente si lo comparamos con la producción de energía a partir de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.
Otra área donde la tecnología está aportando cambios significativos en la industria de la gestión de residuos es en la optimización de las rutas de recolección selectivas (RRS). Cada vez estamos viendo más camiones habilitados con dispositivos GPS, lo cual permite el rastreo y la gestión de las flotas vehiculares en tiempo real. Adicionalmente se ha incrementado la popularidad del uso de softwares y Apps que ayudan a realizar diseños óptimos de los recorridos urbanos, lo cual deriva en la prestación de un servicio más eficiente y eficaz por parte de las empresas de aseo domiciliario y de gestión integral de residuos, reduciendo de manera considerable costos de mano de obra y, lo más importante, generando un ahorro considerable de combustible.
Dentro de la industrial de la gestión de residuos, probablemente una de las áreas con mayor potencial de crecimiento para la utilización de la tecnología conocida como Internet de las Cosas (o IoT por su sigla en inglés), es en los procesos de separación en la fuente de los residuos domiciliarios. Si se logra realizar una buena categorización y segregación de los residuos antes de que estos se reincorporen al ciclo de recuperación, se reducirían considerablemente los riesgos de contaminación cruzada de los materiales, se necesitaría menos mano de obra en los procesos de recolección y se reducirían significativamente los tiempos de gestión.
Cabe destacar que en Colombia ya hay varias empresas que están proponiendo soluciones de esta naturaleza, utilizando tecnología IoT y algoritmos que mediante aprendizaje automático (machine learning) e inteligencia artificial (AI) pueden reconocer objetos y procesar datos en tiempo real.
No es descabellado pensar que en menos de una década, en Colombia, podamos tener ciudades inteligentes; en las cuales se esté usando ampliamente la tecnología como herramienta para optimizar el manejo de los residuos urbanos. Esta realidad seguramente incluirá contenedores geo-posicionados en los barrios, tarros de basura inteligentes en los hogares y tecnología sensórica aplicada en toda la cadena de compra-venta y transformación de los residuos.
Es lo que llegará y depende de todos nosotros ser parte de la transformación, para cumplir las metas del ambicioso plan energético del Gobierno Nacional, cuyo propósito es que a 2030 se reduzcan en un 51% los gases de efecto invernadero y convertirse a 2050 en un país carbono neutral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario