lunes, 27 de marzo de 2023

Como la tecnología está contribuyendo a la innovación en la industria de la Gestión de Residuos.

 

Estamos viviendo la cuarta revolución industrial, o la también llamada Industria 4.0, por lo que es innegable que los avances tecnológicos están cambiando de forma acelerada la manera como vivimos, volviendo cada vez más borrosa la línea que separa a los humanos de las máquinas.

 

La velocidad a la que están sucediendo estos avances tecnológicos no tiene precedente en la historia de la humanidad y es claro que estos están impactando todos los sectores productivos del mundo, por lo que obviamente la industria de la gestión de residuos no es una excepción a este fenómeno. Para mí, es muy claro que se beneficiarán de esta transición quienes sean capaces de innovar y adaptarse.


Transformar residuos en energía es un claro ejemplo de esta transición. Por ejemplo proyectos de aprovechamiento como el construido en el relleno sanitario Doña Juana, de Bogotá, el cual aprovecha los gases generados por la descomposición de las 6.500 toneladas diarias de residuos que llegan a este lugar, para convertirlos en Biogás. Este proceso de aprovechamiento consiste en captar los gases que se producen en el relleno sanitario, transportarlos hasta la planta procesadora e incinerarlos a muy altas temperaturas para mover unas turbinas que son las responsables de producir energía eléctrica. Esta energía eléctrica se le entrega a la red nacional para su comercialización. 


Estas formas de generación de energía reducen las emisiones de metano y dióxido de carbono producidas en los vertederos y rellenos sanitarios, por lo cual ayudan a reducir las emisiones de gases efecto invernadero, especialmente si lo comparamos con la producción de energía a partir de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.


Otra área donde la tecnología está aportando cambios significativos en la industria de la gestión de residuos es en la optimización de las rutas de recolección selectivas (RRS). Cada vez estamos viendo más camiones habilitados con dispositivos GPS, lo cual permite el rastreo y la gestión de las flotas vehiculares en tiempo real. Adicionalmente se ha incrementado la popularidad del uso de softwares y Apps que ayudan a realizar diseños óptimos de los recorridos urbanos, lo cual deriva en la prestación de un servicio más eficiente y eficaz por parte de las empresas de aseo domiciliario y de gestión integral de residuos, reduciendo de manera considerable costos de mano de obra y, lo más importante, generando un ahorro considerable de combustible.


Dentro de la industrial de la gestión de residuos, probablemente una de las áreas con mayor potencial de crecimiento para la utilización de la tecnología conocida como Internet de las Cosas (o IoT por su sigla en inglés), es en los procesos de separación en la fuente de los residuos domiciliarios. Si se logra realizar una buena categorización y segregación de los residuos antes de que estos se reincorporen al ciclo de recuperación, se reducirían considerablemente los riesgos de contaminación cruzada de los materiales, se necesitaría menos mano de obra en los procesos de recolección y se reducirían significativamente los tiempos de gestión.


Cabe destacar que en Colombia ya hay varias empresas que están proponiendo soluciones de esta naturaleza, utilizando tecnología IoT y algoritmos que mediante aprendizaje automático (machine learning) e inteligencia artificial (AI) pueden reconocer objetos y procesar datos en tiempo real. 


No es descabellado pensar que en menos de una década, en Colombia, podamos tener ciudades inteligentes; en las cuales se esté usando ampliamente la tecnología como herramienta para optimizar el manejo de los residuos urbanos. Esta realidad seguramente incluirá contenedores geo-posicionados en los barrios, tarros de basura inteligentes en los hogares y tecnología sensórica aplicada en toda la cadena de compra-venta y transformación de los residuos. 


Es lo que llegará y depende de todos nosotros ser parte de la transformación, para cumplir las metas del ambicioso plan energético del Gobierno Nacional, cuyo propósito es que a 2030 se reduzcan en un 51% los gases de efecto invernadero y convertirse a 2050 en un país carbono neutral. 


Economía circular, los negocios del futuro


Para entender la economía circular, es necesario primero explicar cómo funciona la economía lineal en la que actualmente estamos inmersos. Como sociedad, desde la revolución industrial y la proliferación de los procesos de producción en masa, hemos estado mal acostumbrados a producir bienes, consumirlos y luego desecharlos (creando así un modelo de consumo en línea recta).


Según el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se generan cerca de 12 millones de toneladas de basura al año, de las cuales no se reciclan, en promedio, un 83%. Esta cifra es alarmante si entendemos que estos residuos están terminando en rellenos sanitarios, botaderos a cielo abierto, o peor aún, en ríos, mares y bosques; contaminando el aire y las fuentes hídricas que son esenciales para la supervivencia de los seres humanos.


Como antídoto a las nefastas consecuencias para el medio ambiente, producidas por el defectuoso modelo de la economía lineal, nace la economía circular, la cual propone la implementación de un “círculo virtuoso”, en el que en vez de desechar los productos que han cumplido su ciclo de vida útil, éstos sean reincorporados al aparato productivo, para que mediante procesos de reciclaje, se puedan convertir en materias primas aptas para su reutilización.


La economía circular ofrece muchísimas oportunidades de negocio para los empresarios en Colombia. 


Una forma de capitalizar esas oportunidades es a través de la innovación. Gracias a que sus metodologías resultan muy útiles en los procesos de I+D, invertir en innovación se ha convertido en un requisito indispensable para cualquier plan de negocios que tenga como objetivo el crecimiento empresarial. En el contexto de la economía circular, la innovación pueden ser muy útil; para ayudar a desarrollar productos que sean más amigables con el medio ambiente, o a diseñar procesos más limpios en las cadenas de abastecimiento, producción, distribución y comercialización, que acompañado de una sólida estrategia de mercadeo ecológico (o “green marketing” como se le denomina en inglés) brinda una ventaja competitiva clara en el mercado, produciendo resultados muy positivos en la reputación de la empresa y por supuesto en su PyG. 


Otra forma de aprovechar esas oportunidades de negocio es la integración vertical. Como uno de los componentes claves de la economía circular es el uso de materias primas recicladas, contar con un suministro constante y estable de ellas se convierte en más que una necesidad. Para cumplir con este objetivo estratégico, los empresarios pueden optar por adquirir, fusionar o  crear una empresa que se encargue de esa labor. Sin embargo, gracias al auge que vive el ecosistema de emprendimiento en nuestro país, una opción que cada vez adquiere más relevancia, es la de identificar una “startup” (empresa emergente) que traiga a la mesa las capacidades técnicas y el talento humano deseado para invertir en ella.


Finalmente, la invitación es a que los empresarios de nuestro país, empiecen a mirar los negocios desde la óptica que plantea “el círculo virtuoso” de la economía circular: vender más pero dañar menos. Al final esta será la forma de hacer negocios en el próximo siglo y quién lo empiece a hacer desde ahora se estará adelantado al futuro.


lunes, 13 de marzo de 2023

Las tecnologías limpias son la clave para diseñar las ciudades del futuro


 San Francisco va camino a convertirse en la primera ciudad del mundo en no necesitar un relleno sanitario, ya que ha conseguido reducir en un 80% la basura que genera. Esto lo están logrando gracias a la implementación de tecnologías limpias y a la participación activa de sus ciudadanos. Este proceso de transformación, que ya es visto como un caso de éxito por la comunidad internacional, surgió de la implementación de una estrategia que tiene como objetivo convertirla en una ciudad “basura cero”.


El primer componente de esta estrategia tiene como eje central la construcción de una planta de compostaje a gran escala. Esta gran planta de compostaje con la que hoy cuenta la ciudad le ha permitido convertir los residuos de comida, los residuos agrícolas  y el resto de residuos orgánicos, en abono para las tierras productivas de la región. El segundo componente, tiene como núcleo la educación ambiental, la cual ha priorizado el fomento de la cultura del reciclaje, la cual hoy por hoy corre por las venas de todos sus ciudadanos, grandes y chicos por igual.


Esta ciudad norteamericana ha logrado transformar enormes cantidades de lo que antes era considerada basura, sin ningún valor, en un elemento verdaderamente valioso como lo es el compostaje. El compostaje (o compost) es la mezcla de materiales que se obtiene de la degradación y mineralización de residuos orgánicos de origen animal, vegetal y leñoso, que sirve para aplicar a los suelos cultivables con el propósito de abonarlos para mejorar sus características químicas, físicas y biológicas.


Lo más interesante de esta iniciativa de la ciudad de San Francisco es que ha logrado resolver varios problemas de manera simultánea:


1.    Reducir las emisiones de metano producidas por los rellenos sanitarios, una de las principales fuentes de este dañino gas de efecto invernadero.


2.    Lograr que los agricultores de la región pasen de utilizar fertilizantes químicos, que generan grandes problemas medioambientales, a usar compostaje, el cual es un fertilizante orgánico de alta calidad, además que por su precio inferior ha ayudado a bajar los costos de la producción agrícola, según datos oficiales de la ciudad.


3.    Disparar los empleos directos e indirectos relacionados con el manejo y aprovechamiento de estos residuos. De acuerdo a la revista Down to Earth, publicación norteamericana especializada en temas de medio ambiente, salud y políticas de desarrollo, con esta nueva estrategia San Francisco, hoy, genera 200 veces más empleos que con la estrategia anterior y además ahorra muchísimo dinero del presupuesto de la ciudad, el cual era antes destinado al manejo de la basura de la ciudad.


El manejo adecuado de los residuos domiciliarios (recolección, disposición y aprovechamiento) sigue siendo un reto común para muchos países, incluido Colombia. Según el  Informe Nacional de Disposición Final de Residuos Sólidos, publicado por la Superservicios en 2021, en Colombia se generan aproximadamente 11.6 millones de toneladas de residuos al año;  y de acuerdo a las cifras proyectadas por el DANE para el 2022 solo 1.6 millones de estas se reciclaron.


La realidad es que a excepción de la planta Biogás Doña Juana en Bogotá (la cual aún se encuentra en una etapa muy temprana de funcionamiento), en Colombia no se cuenta con proyectos de aprovechamiento a gran escala para los residuos orgánicos.


En los grandes y medianos municipios del país, donde hay habilitados rellenos sanitarios (174 en total), el manejo que se le está dando a este tipo de residuos es el de compactarlos y dejarlos ahí para su descomposición, generando malos olores, plagas y emisiones de gases efecto invernadero. En el resto de los municipios y comunidades del país los residuos se están depositando en botaderos a cielo abierto (84 en todo el país) sin ningún tipo de tratamiento; o peor aún, se están enterrando en las playas o se están arrojando irresponsablemente a los ríos y mares, causando daños inmensurables al medio ambiente.


Sin duda plantear soluciones que permitan el aprovechamiento de estos residuos orgánicos, a lo largo y ancho del país, es uno de los temas que debemos empezar a discutir abiertamente. Las soluciones ya no dan más espera, pues corremos el riesgo de cruzar los “puntos de no retorno” a partir de los cuales los daños ecológicos podrían ser irreversibles.


El manejo adecuado de los residuos orgánicos en Colombia requiere un enfoque integral que abarque desde la separación en la fuente, hasta la recolección, aprovechamiento y disposición final de los residuos. Además, se necesita un compromiso por parte de la sociedad, las empresas y las autoridades para implementar soluciones sostenibles y eficaces.


En mi opinión, existen varias líneas de acción que una política pública de esta naturaleza debe contemplar para brindar una verdadera solución al problema que llevamos décadas viviendo en Colombia con el manejo de los residuos domiciliarios:


1.    Fomentar la separación en la fuente: promover la correcta separación de los residuos orgánicos en los hogares, empresas y establecimientos comerciales para que puedan ser gestionados de manera adecuada.


2.    Implementar sistemas de recolección y aprovechamiento: es importante contar con rutas de recolección selectiva para los residuos orgánicos para luego llevarlos a plantas de aprovechamiento.


3.    Fomentar el compostaje en el hogar y en pequeñas comunidades: el compostaje es una alternativa viable y sostenible para el tratamiento de residuos orgánicos. Solo en Bogotá D.C., según datos del UAESP, se producen aproximadamente 3440 toneladas diarias de residuos, de las cuales el 51% son de tipo orgánico.


4.    Promover la economía circular: este modelo de producción y consumo se basa en la reducción, reutilización y el reciclaje de materiales para garantizar un crecimiento sostenible en el tiempo. Fomentarla en Colombia podría ser una solución efectiva para reducir la cantidad de residuos que se producen en el país.


5.    Incentivar la innovación y la tecnología: se pueden desarrollar tecnologías innovadoras para el tratamiento de residuos orgánicos, como la producción de biogás o la generación de energía a partir de la biomasa.


En conclusión, sería maravilloso que colectivamente soñáramos con ciudades “basura cero” y que nuestros gobernantes y legisladores entendieran que para lograrlo se necesitan políticas públicas coherentes y ajustadas a nuestra realidad. No me cabe duda que en el diseño de las ciudades del futuro, que por definición tienen que ser sostenibles en el tiempo, debe haber muchos capítulos en los que las tecnologías limpias sean la prioridad. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Cali y el nuevo “oro negro”


 En Cali, el relleno sanitario que hasta 2008 prestó sus servicios a nuestro municipio, más los de Candelaria, Yumbo y Jamundí, estaba ubicado en el suroriente de la ciudad y se llamaba Navarro. Desafortunadamente después de cuatro décadas de actividad este llegó a su nivel máximo de capacidad y colapsó, por lo que tuvo que ser intervenido de urgencia y clausurado permanentemente. En la actualidad los residuos que producimos en Cali (más los de otros 15 municipios del Valle y Cauca) son llevados al relleno sanitario Colomba - El Guabal, ubicando en el pequeño municipio de Yotoco.

 

Solo el municipio de Cali, según datos del DAGMA, produce aproximadamente 1650 toneladas diarias de residuos de alimentos, las cuales en este momento no son aprovechadas sino que simplemente son compactadas en el relleno sanitario y dejadas ahí para su descomposición, generando malos olores, plagas y emisiones de gases efecto invernadero. En otras palabras, en este momento esos residuos son un problema.


Pero lo que muchos no saben es que estos residuos podrían dejar de ser un problema y transformarse en una solución, si los convirtiéramos en compostaje. El compostaje (o compost) es la mezcla de materiales, de color negro y textura granular, que se obtiene de la degradación y mineralización de residuos orgánicos de origen animal, vegetal y leñoso, que sirve para aplicar a los suelos cultivables con el propósito de abonarlos para mejorar sus características químicas, físicas y biológicas. El resultado sería la transformación de algo que actualmente solo genera problemas en los rellenos sanitarios, a convertirse en vida. Es literalmente la transformación de basura a "oro negro".

 

A mí me resulta intuitivo pensar que una región como la nuestra, de vocación agroindustrial, podría beneficiarse de las grandes cantidades de compostaje que se pueden producir con los desechos que llegan al relleno sanitario Colomba – El Guabal, además de producir miles de nuevos empleos directos e indirectos, enfocados en la gestión y transformación de esos residuos orgánicos, y en la comercialización del compostaje.

 

Un buen ejemplo de esto es el de la ciudad norteamericana de San Francisco, la cual va camino a convertirse en la primera ciudad del mundo en no necesitar un relleno sanitario, ya que ha conseguido reducir en un 80% los residuos que genera. ¿Cómo han conseguido esto? Implementando una estrategia orientada a convertirse en una ciudad “basura cero”, diseñada sobre dos pilares fundamentales. El primero, el fomento incesable de la cultura del reciclaje, y el segundo, la construcción de una planta de compostaje a gran escala.

 

Finalmente, mi invitación es a que colectivamente nos soñemos una Cali “basura cero”, para la cual necesitaríamos unas políticas públicas claras y contundentes en estos temas de gestión y aprovechamiento de residuos.

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