sábado, 27 de julio de 2024

Sembrando Futuro Cosecharemos Progreso: Huertas Urbanas


En la urbe de Cali, entre su bullicio y su encanto, germinan pequeños oasis de verde esperanza: las huertas urbanas. Esos espacios escondidos entre edificios y calles concurridas, son más que simples lugares para cultivar alimentos. Son una forma de demostrar que nos preocupamos por el medio ambiente y por la seguridad alimentaria y nutricional. Por eso, en medio de las olas de calor extremos que hemos estado experimentando los caleños, quiero hablares de lo importante que es la jardinería urbana para la sostenibilidad de nuestra ciudad.

 

Las huertas urbanas no son solo lugares donde se cultivan verduras, hortalizas, legumbres y frutas, sino también lugares donde plantamos ideas para un mundo mejor. Representan un vínculo directo con la tierra en medio del cemento; una oportunidad para reconectar con la naturaleza en un entorno urbano. Estos espacios además de ser estéticamente agradables, también desempeñan un papel crucial en la mitigación de los efectos del cambio climático y la promoción de la biodiversidad.

 

Les quiero compartir unos cuantos ejemplos, de muchos, que afortunadamente se están ejecutando con bastante éxito aquí en Cali:

 

  1. Aula-Jardín La Milpa: Esta huerta, gestionada por los propios habitantes del barrio San Antonio, es un ejemplo de empoderamiento y cohesión social. Además de proveer alimentos saludables, ha fortalecido los lazos comunitarios y ha impulsado iniciativas de economía solidaria. Es un recordatorio de que el cuidado del entorno también fortalece el tejido social.
  2. Huerta Madre Los Cerros: En las laderas de los cerros que abrazan nuestra ciudad, esta huerta destaca por su enfoque en la conservación del suelo y el agua. A través de técnicas de permacultura, ha logrado reverdecer áreas degradadas y mejorar la calidad del entorno natural en la zona del bajo Aguacatal. Es un ejemplo de cómo la agricultura urbana puede ser aliada en la lucha contra la erosión y la desertificación.
  3. Huertas Urbanas del Jarillón del Río Cauca: Este proyecto ha transformado los espacios de protección del río Cauca en áreas productivas y educativas. Las huertas en el Jarillón no solo contribuyen a la seguridad alimentaria de las comunidades cercanas, sino que también funcionan como barreras naturales contra la erosión y las inundaciones. Es un caso de éxito de cómo aprovechar espacios públicos para promover la agricultura urbana.
  4. Huerta Sendero Calima: En medio de la selva de cemento, un bosque urbano alberga esta huerta comunitaria que sirve como pulmón verde y como espacio de encuentro y aprendizaje. Esta huerta madre, en el bosque del barrio Calima, es un modelo a seguir de cómo integrar la agricultura urbana en proyectos de conservación ambiental y desarrollo comunitario.

 

La importancia de estas huertas urbanas va más allá de lo meramente estético o productivo. Ellas representan una oportunidad para replantear nuestra relación con el entorno urbano y fomentar un estilo de vida más sostenible. Por eso, mi recomendación a los lectores es simple pero poderosa: apoyen y participen en iniciativas de agricultura urbana en su comunidad. Ya sea que cultiven plantas en sus balcones, que se involucren en huertas comunitarias o que siembren árboles en sus barrios, lo valioso es que sepan que todo lo que hagan está ayudando a hacer de este mundo un lugar mejor para todos.

martes, 9 de julio de 2024

Las 5 claves para implementar sistemas de movilidad sostenible en Colombia

 

En Colombia la movilidad urbana se ha convertido en un tema cada vez más relevante pues afecta tanto a la calidad de vida de los ciudadanos como al medio ambiente. La falta de sistemas de transporte eficientes y sostenibles, combinada con una deficiente planificación urbana y la congestión vehicular, hacen que encontrar soluciones de fondo a los problemas de la movilidad sea un desafío que no podemos seguir evadiendo, especialmente en las ciudades donde el tráfico y la contaminación son un problema constante.

 

El problema de la movilidad urbana en Colombia se debe en gran parte a la dependencia del transporte particular. Según cifras del DANE, el 69% de los desplazamientos en Colombia se realizan en vehículos particulares, mientras que solo el 20% se realizan en transporte público. Esto se debe a la falta de una infraestructura adecuada para el transporte público y la falta de confianza de los ciudadanos en la seguridad y la eficiencia de los sistemas de transporte público.

 

Otros factores que suman al problema son la falta de infraestructura y de seguridad para la movilidad activa, como lo son el ciclismo y caminar. La mayoría de las ciudades colombianas carecen de ciclo rutas, de andenes anchos y de garantías de seguridad, lo que hace que los ciclistas y peatones estén expuestos a altos riesgos en las calles.

 

Por ejemplo, en una ciudad como Ámsterdam, donde hay 4 veces más bicicletas que carros, las personas realizan más del 35% de sus desplazamientos diarios en bicicleta, y esto se debe a que la infraestructura de esa ciudad, como está diseñada hoy, hace que moverse en bicicleta sea la primera opción.  En Paris, desde el 2014, cuando se empezó la construcción de una red de ciclo rutas que cubre prácticamente toda la ciudad, el uso de la bicicleta ha aumentado en un 62% y el uso de los carros particulares ha disminuido considerablemente. En ambas ciudades lo que principalmente ha cambiado es la voluntad política de sus ciudadanos y de sus gobernantes para migrar hacia un sistema de movilidad que es más eficiente, que mejora la calidad de vida de las personas y que es más amigable con el medio ambiente.

 

La movilidad sostenible está probando ser una buena solución para los problemas de movilidad en muchas ciudades del mundo y en mi opinión ya es hora que en Colombia la empecemos a implementar de forma sistemática, pensando en el futuro y en el bienestar de nuestras ciudades. La movilidad sostenible se refiere al uso de sistemas de transporte que sean seguros, eficientes y amigables con el medio ambiente.

 

Para que en Colombia logremos hacer la transición hacia la movilidad urbana sostenible, es necesario que  nuestros gobernantes, las empresas y los ciudadanos trabajemos juntos para crear sistemas de transporte que se ajusten a nuestras necesidades; por lo que a mi juicio estos serían los cinco aspectos claves para tener en cuenta para ser exitosos en dicho propósito:

 

1.    Fomentar el uso del transporte público. Se debe invertir en infraestructura de transporte público eficiente y seguro, así como mejorar la calidad de los servicios prestados en la actualidad. Para fomentar el uso del transporte público, es necesario reducir los costos, mejorar la frecuencia de los servicios y mejorar la accesibilidad para las personas con discapacidades. Además, se deben crear incentivos para que las personas usen el transporte público, como descuentos en las tarifas, carriles exclusivos para buses y servicios de transporte público gratuitos en días de alta contaminación.

 

2.    Promover el uso de la bicicleta y la caminata. Las ciudades colombianas deben invertir en obras de infraestructura seguras para ciclistas y peatones, como ciclo rutas y andenes amplios. Además, se deben crear incentivos para que las personas usen la bicicleta y caminen, como programas de préstamo de bicicletas, parqueaderos seguros para bicicletas (en zonas cercanas a las grandes estaciones del servicio masivo de transporte), y crear campañas de concientización sobre los beneficios de la movilidad activa.

 

3.    Estimular el uso de vehículos (carros y motos) eléctricos y de combustibles alternativos. Se debe invertir en infraestructura para masificar los puntos de recarga para los vehículos eléctricos y crear incentivos tributarios para que las empresas y los particulares adquieran vehículos eléctricos y de combustibles alternativos (como por ejemplo el hidrógeno). Además, se pueden promover programas de intercambio de vehículos viejos por vehículos más eficientes y menos contaminantes, así como establecer normativas y regulaciones para reducir la emisión de gases contaminantes por parte de los vehículos en circulación.

 

4.    Adoptar políticas de planificación urbana que prioricen el uso del transporte público, la movilidad activa y la reducción del uso de vehículos particulares. Esto implica el diseño de ciudades más compactas, con una mayor densidad de población y una mejor conectividad entre los distintos barrios, lo que permite una mayor accesibilidad y reducción de los tiempos de desplazamiento.

 

5.    Finalmente, la movilidad sostenible no es solo un tema de infraestructura y regulación, sino que también implica un cambio cultural y de comportamiento por parte de los ciudadanos. Es necesario concientizar a la población sobre los beneficios de la movilidad sostenible y promover el uso responsable del transporte. Esto incluye prácticas como el uso de vehículos compartidos (lo que en inglés se conoce como carpooling), la reducción de la velocidad en las vías urbanas, la reducción de los viajes en vehículos particulares, el uso de tecnologías que permitan una mejor gestión del tráfico y el fomento de hábitos de movilidad activa.

 

En conclusión, la movilidad urbana en Colombia es un problema importante que requiere soluciones sostenibles y a largo plazo. La migración hacia una movilidad sostenible implica la adopción de políticas integrales que abarquen la planificación urbana, el fomento del transporte público, la promoción de la movilidad activa, la implementación de tecnologías eficientes y la sensibilización y educación de la población. Solo mediante una acción coordinada y consciente de los actores involucrados se podrá avanzar hacia una movilidad más eficiente, segura y sostenible para nuestras ciudades colombianas.


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