martes, 28 de enero de 2025

Cómo Cali Puede Convertir un Reto Ambiental en un Activo Económico

 

En Cali nos enorgullecemos de nuestra diversidad cultural, riqueza natural y potencial económico, pero también debemos enfrentar una realidad ineludible: somos parte del problema global del cambio climático. Las ciudades, que representan más del 70% de las emisiones globales de carbono y consumen el 75% de la energía mundial, son el epicentro del problema y el escenario donde debemos actuar con mayor urgencia.

 

Nuestro panorama es preocupante. Con una población cercana a los 2.3 millones de habitantes y una tasa de urbanización que sigue en aumento, nuestra creciente huella ambiental no solo está afectando al ambiente, sino también agravando las desigualdades sociales. Las altas temperaturas, los eventos climáticos extremos y la calidad del aire que respiramos tienen impactos desproporcionados en las comunidades más vulnerables, que en su mayoría viven en condiciones de informalidad y con acceso limitado a servicios públicos básicos.

 

En términos legislativos, Colombia cuenta con una Ley de Transición Energética (Ley 2099 de 2021) que promueve el uso de energías renovables y la descarbonización, pero su implementación en Cali ha sido lenta y desarticulada. A pesar de iniciativas como el sistema integrado de transporte (MIO) y el “Pacto por la Calidad del Aire,” la transición hacia energías renovables y vehículos eléctricos en nuestra ciudad es por decir lo menos, limitada. En 2024, solo el 1.8% de nuestros hogares usaban energía solar, y menos del 0.5% del parque automotor era eléctrico. Estos avances son marginales, cuando deberían ser una prioridad.

 

El manejo de nuestros residuos es otro reto crítico. Cali genera cerca de 1,900 toneladas diarias de residuos sólidos, gran parte de los cuales podrían ser valorizados mediante tecnologías de generación de energía (waste-to-energy). Este enfoque transforma residuos orgánicos y materiales no reciclables en energía eléctrica y térmica, reduciendo considerablemente nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Experiencias en Medellín y Bogotá demuestran que estas tecnologías son viables y rentables. Además, su implementación en Cali impulsaría una economía circular y generaría empleo local, contribuyendo a una transición sostenible.

 

En 2023, el mercado voluntario de créditos de carbono creció un 87% a nivel global, alcanzando los 2,000 millones de dólares. Cali tiene un potencial significativo en este ámbito. Proyectos como la reforestación urbana, la renovación de la flota del MIO por buses eléctricos o la valorización de residuos para producir energía podrían generar créditos para empresas que buscan neutralizar su huella de carbono. Esto no solo atraería inversión y generaría ingresos económicos para la ciudad, sino que también posicionaría a Cali como líder en sostenibilidad.

 

El futuro de nuestra ciudad depende de las decisiones que tomemos hoy. Cada día de inacción agrava los desafíos y limita las oportunidades. La lucha contra el cambio climático en Cali no puede depender únicamente de las autoridades locales o nacionales. Los ciudadanos debemos exigir políticas públicas más ambiciosas y responsables, pero también asumir un rol más proactivo. Invertir en sostenibilidad no solo es una necesidad ambiental, sino una estrategia para garantizar un futuro próspero y equitativo.

 

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